CONSECUENCIAS DE VIOLENCIA INTRAFAMILIAR DIRECTA E INDIRECTA EN NIÑOS
- diegoplazasfamilia
- 17 ene 2023
- 5 Min. de lectura
La primera parte del blog hablamos de la violencia intrafamiliar y en esta segunda parte avanzaremos en la violencia intrafamiliar en la niñez y su implicación psicológica. Ahora que conocemos las cifras de violencia intrafamiliar de los niños en Colombia, vamos a sumergirnos en esta problemática, la cuál es muy preocupante, teniendo en cuenta el impacto que ocasiona el presenciar hechos violentos desde la primera infancia y cómo esto afecta las etapas posteriores como la adolescencia y adultez.
Asi que de acuerdo a los resultados evidenciados en investigaciones, se ha demostrado que la exposición a violencia intrafamiliar pueden clasificarse en:
1.Consecuencias físicas
2.Consecuencias psicológicas( efectos cognitivos, conductuales y emocionales)
3.Consecuencias en los hijos de madres maltratadas.
Exposición directa
Los principales efectos en la infancia y adolescencia y la edad adulta de exposición directa a situaciones de violencia intrafamiliar, se pueden resumir en:
1. Consecuencias físicas:
El maltrato infantil puede afectar la salud física de un individuo de forma directa. Ejemplos de estos efectos físicos pueden incluir alteraciones del sueño y de la alimentación( anorexia, inapetencia), fracturas óseas, hematomas, quemaduras, regresiones infantiles, retraso en el crecimiento y/o retraso en el desarrollo motor.
El maltrato infantil puede causar secuelas permanentes en la estructura neural y daños en el funcionamiento del cerebro aún en desarrollo. Según un estudio realizado sobre experiencias adversas en la infancia(ACE), el cuál ha demostrado que el impacto de estas experiencias traumáticas en la infancia sobre el estado de salud de los adultos es acumulativo, de tal manera que cuanto mayor es el número de eventos adversos, mayor es la probabilidad de los resultados negativos para la salud.
Investigando sobre violencia intrafamiliar en la infancia, se encontró una investigación enfocada a un grupo de menores con historia de maltrato infantil y halló que el abuso físico en la niñez predijo un aumento de índice de masa corporal(IMC) casi hasta treinta años después, de haber sufrido la exposición a la violencia. Por lo que se pudo comprobar que hay una relación directa entre sufrir de violencia en la infancia y desarrollar obesidad en la edad adulta.
La violencia intrafamiliar contra los niños, desencadena un debilitamiento en las defensas físicas, debido al estrés ocasionado por el maltrato, siendo habitual que en la adultez padezca dolores de cabeza, enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o lupus eritematoso y/o enfermedades intestinales como la colitis ulcerosa o el síndrome del intestino irritable.
2. Consecuencias psicológicas
La exposición directa a la violencia doméstica supone un importante riesgo para la integridad psicológica del menor. El maltrato infantil, sea de carácter habitual u ocasional, puede alterar el desarrollo de vínculos de apego e interponerse en la capacidad del menor para regular sus emociones.
La persona afectada puede desarrollar un apego inseguro. Esto se caracteriza, entre otros, por la falta de empatía y/o la dificultad para comprender y expresar emociones, tanto ajenas como propias.
Los menores maltratados están predispuestos a presentar problemas de interactuar no solo con su entorno familiar, sino también social( amigos, compañeros, etc). Las menores maltratadas tienden a presentar más síntomas internos(culpa, vergüenza) mientras que ellos tienden a mostrar conductas físicas y verbales más agresivas.
Los niños que han experimentado maltrato, tienen más probabilidades que sus iguales no maltratados de demostrar comportamientos de internalización( ansiedad, conductas de inhibición, depresión, miedo) y externalización(conductas agresivas y antisociales, delincuencia juvenil, uso de sustancias tóxicas). Además que los adolescentes que conviven en un ambiente violento tienden a escapar a aquellos ambientes que perciben como más seguros.
Los menores expuestos a la violencia en la familia tienen un mayor riesgo de evidenciar dificultades en el ámbito escolar, entre las que se encuentran:
Falta de atención, concentración, motivación, problemas de aprendizaje, bajo rendimiento académico y/o el absentismo escolar.
Estos menores pueden convertirse en víctimas dobles, puesto que a los problemas en el entorno familiar, pueden añadirse dificultades en el colegio, tales como acoso escolar y aislamiento.

Exposición indirecta
Los principales efectos en la infancia, la adolescencia y adultez de esta exposición indirecta a situaciones de violencia intrafamiliar se pueden resumir en:
3. Consecuencias en hijos de madres maltratadas
Cada vez hay más evidencia de que los menores que presencian actos violentos en sus hogares tienen mayor riesgo de presentar problemas psicosociales, incluso cuando ellos no son propiamente el objeto del maltrato ejercido por parte de sus padres.
Las secuelas manifestadas en niños testigos de violencia de género son muy semejantes a las consecuencias detectadas en los menores víctimas directas de maltrato. Algunos autores consideran la exposición contra las mujeres una forma de maltrato psicológico hacia los hijos, inclusive, la exposición reiterada a un entorno de maltrato hacia la madre constituye una forma de daño psicológico hacia los menores a su cargo, pudiendo provocar alteraciones a corto y/o largo plazo.
Los hijos de madres maltratadas presentan retraso en el desarrollo, problemas de integración en la escuela y síntomas de ansiedad y depresión. Entre los efectos comportamentales se encuentran los problemas de conducta y agresividad, la huida del hogar, el abuso de sustancias tóxicas, y asumir roles protectores hacia la madre.
En el desarrollo emocional, cabe destacar que estos niños experimentan dificultades de expresión y manejo de emociones, sentimientos de culpa y baja autoestima. En los efectos a largo plazo de la exposición infantil a la violencia contra sus madres, asociando un mayor riesgo de delincuencia, mayores problemas de salud mental y una mayor probabilidad de desarrollar violencia intergeneracional en sus futuras relaciones de pareja.
La victimización en los menores en casa incluye tanto el maltrato recibido directamente como la exposición a la violencia entre sus padres (Kalil & Harris, 2003; Merrill, Tomsen, Crouch, May, Gold & Milner, 2005). Las dos situaciones producen consecuencias negativas en los niños.
Desde la perspectiva de un niño, el maltrato recibido de sus padres o cuidadores constituye un tipo de violencia directa, mientras que el ser testigo de la violencia entre sus padres conforma un tipo de violencia indirecta (Davies, DiLillo & Martínez, 2004; Margolin & Gordis, 2000).
Davies et al. (2004), en un estudio llevado a cabo con participantes mexicano-americanos en Estados Unidos, encontraron que ser testigos de la violencia de los padres durante la niñez se asocia a depresión, baja autoestima y síntomas traumáticos en la edad adulta. Los niños continuamente maltratados tienen más riesgo de desarrollar problemas emocionales a nivel clínico; sin embargo, los que reciben maltrato transitorio desarrollan problemas emocionales como la ansiedad y la depresión (Éthier,Lemelin & Lacharité, 2004). Veltman y Browne (2001),
Veltman y Browne (2001), en una revisión exhaustiva de los estudios empíricos publicados entre los años de 1966 y 1999 acerca de los efectos del maltrato infantil en el comportamiento escolar, encontraron que en 75% de las investigaciones el maltrato infantil se asociaba con el retraso en el desarrollo cognitivo o intelectual, con el retardo en el lenguaje o con un pobre rendimiento académico.
Los estudios de tipo prospectivo señalan que las experiencias de maltrato físico en la niñez incrementan la probabilidad de problemas de conducta en edad escolar, los que incluyen al comportamiento opuesto a las reglas; un pobre autocontrol; mayor probabilidad de repetir grados, de ser expulsados o suspendidos y una menor probabilidad de graduarse; lo cual implica que los niños maltratados están en riesgo significativo de presentar dificultades académicas subsecuentes a la experiencia del maltrato (Zolotor et al., 1999). Por otro lado, los síntomas depresivos se relacionan con dificultades en la adolescencia, entre las que se cuentan los problemas escolares.
Los adolescentes que son expuestos a prácticas disciplinarias violentas no sólo muestran problemas emocionales y sociales, sino también en áreas de desarrollo como la autonomía y sus relaciones familiares (Bender, et al., 2007).
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